lunes, 6 de junio de 2011

Murillo


Bartolomé Esteban Murillo fue una de las figuras más importantes de la obra pictórica barroca de España. Nació el 31 de diciembre de 1617 en Sevilla y fue el hijo menor de una familia de catorce hermanos, siendo sus padres Gaspar Esteban -cirujano barbero- y María Pérez Murillo, de quien tomó el apellido artístico.
Cuando tenía 10 años sus padres murieron por lo que pasó al cuidado de una de sus hermanas mayores, Ana. Se formó en el taller de un respetado artista de su ciudad natal, Juan Castillo, en el que destacándose entre sus discípulos estuvo unos cinco años. En su intención de perfeccionar su pintura se fue a Madrid, donde fue copista de las grandes obras de los palacios reales de Madrid, Toledo y el Monasterio del Escorial.
Además, trabajó en el estudio de Velázquez, sin embargo, creyendo que estaba terminada su Formación  regresó finalmente a Sevilla, donde causó sensación, logrando con el tiempo consagrarse como pintor. Sus primeras obras están influidas por Zurbarán, Ribera, Alonso Cano, Rubens, Ticiano y Velázquez. Luego, evolucionó hacia una pintura suave de gusto burgués y aristocrático, como demuestran sus obras religiosas”.
En 1645 pintó trece lienzos para el claustro de San Francisco el Grande de Sevilla, que le dieron renombre. Asimismo, ese año se casó con Beatriz Cabrera, con la que tuvo nueve hijos.
Luego de hacer un par de cuadros para la Catedral de Sevilla, empezó a especializarse en las vírgenes con niño y las Inmaculadas, ambos temas que más fama le dieron. Aunque se destacó también en la creación “de tipos femeninos e infantiles”.
Entre 1658 y 1660 estuvo en Madrid, donde, en este último año, fundó junto a Herrera el Mozo laAcademia de Pintura.
Luego, recibió importantes encargos, como:
  • el retablo del Monasterio de San Agustín
  • los cuadros para Santa María la Blanca (terminados en 1665)
  • las pinturas para el retablo mayor
  • los altares de las capillas laterales de la Iglesia del Convento de Capuchinos de Sevilla, entre otros.
Poco antes de morir, al caerse de un andamio, se le encomendó la decoración de la iglesia del convento de los capuchinos de Cádiz, de la que sólo terminó los Desposorios de santa Catalina, ya que falleció mientras trabajaba en ella. Murió el 3 de abril de 1682.
Su obra se puede ver en:

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