viernes, 13 de mayo de 2011

Incas.

Historia del Imperio Inca
- Al igual que el imperio Romano o el imperio Azteca, el imperio Inca comenzó con un pequeño pueblo militarista, que conquistó a otras comunidades, integró sus culturas y estableció uno de los grandes imperios del mundo. Su originalidad no está en las aportaciones culturales, sino en la organización administrativa y política.
- Se supone que los orígenes del imperio se debe a una migración de un reducido grupo desde la cuenca del Titicaca al valle del Cuzco, ocupada por otra población que lograron conquistarla.
Bajo el mando de los ocho primeros soberanos (Incas), de mediados del siglo XII hasta fines del siglo XIV, el dominio inca sólo se extendía por los alrededores de Cuzco.
- Hacia 1.438 con Pachacutec Yupanqui (1.398 - 1.478), sucesor de Viracocha (1.350 - 1.420), comienza la expansión del imperio.
- A Pachacutec Yupanqui, quien fuera el gran político, organizador y conquistador, se le atribuye la reconstrucción de Cuzco, el cultivo en terrazas y el establecimiento de almacenes para guardar el grano necesario para la subsistencia de los trabajadores de la ciudad. Le sucedió su hijo Túpac Yupanqui (aprox. en 1.471), el cual logró la máxima expansión del imperio Incaico.
- En 1.493, y tras la tradicional lucha por la sucesión al trono, se proclamó inca (rey) Huayna Cápac, cuya labor consistió en consolidar la estructura imperial.
- Huayna Cápac murió en 1.525, coronándose su hijo mayor Huáscar en el Cuzco, mientras el hermanastro Atahualpa hacía lo propio en Quito. Así se inició la guerra civil que ganó Atahualpa y la muerte de Huáscar en 1.532, coincidiendo con el desembarco del conquistador español Francisco Pizarro en Tumbes, quién acabó con los 362 años que duró el imperio Inca.



Economía Inca
El medio de producción fundamental de los incas era la tierra. Había tierras aplicadas a la subsistencia de las comunidades, tierras destinadas al Estado y al culto.
No está claro si el régimen de propiedad era privada o comunitaria. Eso sí, los nobles poseían tierras propias, pero con un volumen cuantitativo poco significativo. La producción agraria respondía a dos sistemas ecológicos:
  • El maíz, bajo los 3.800 m.s.n.m.
  • La papa, hasta los 4.500 m.s.n.m.
Se estableció una relación directa entre el tamaño de la población y la mayor producción de alimentos, con el resultado de una mayor disponibilidad de mano de obra para las obras hidráulicas, lo que repercutía a su vez en una mejor productividad agraria. Abonos, cultivos en terrazas y riego, ayudaron a expandir los cultivos, a pesar de la atrasada tecnología de labranza. El denominado "control vertical" (en base a los diferentes nichos ecológicos de la cordillera de los Andes) explica la posibilidad de las comunidades incas de dominar, en zonas muy restringidas, una amplia gama de productos agrícolas. El cultivo en terraza permitía disponer de una gran cantidad de alimentos.
La ganadería alcanzó un desarrollo notable en el área andina en comparación al nulo desarrollo del resto de América, con la domesticación de la llama (para el transporte) y la alpaca (por la lana para vestuario). La ganadería también estaba en manos de las comunidades, del Estado y de la iglesia incaica.
A diferencia de otros imperios, el sistema de dominación social inca no contemplaba el tributo. En cambio, el impuesto correspondía al trabajo individual, llamado mitas, en que el producto correspondía al Estado, al culto oficial, nobles o santuarios locales. Estas prestaciones posibilitaban una gran cantidad de productos, que el Estado administraba, distribuía y redistribuía, según las necesidades o estrategias. A pesar que este sistema hacia casi inviable el comercio, no obstante existía a corta y larga distancia, y con la existencia de mercados y mercaderes.

La Ciudad del Cuzco.
La ciudad de Cuzco está situada en el valle del mismo nombre, rodeado de colinas, con alturas superiores a los 2.300 m.s.n.m. El origen mítico del Cuzco se confunde con la leyenda de la migración de Manco Cápac y Mama Ocllo, el surgimiento de los primeros ayllus incas. No obstante, la fundación queda datada en el 1.100 D.C., y la traza definitiva de la ciudad en el segundo tercio del siglo XV (1.466 a 1.500 años D.C.).
En la topografía urbana cuzqueña se dio una división en la parte alta (Hanan Cuzco) y parte baja (Hurin Cuzco), además cuatripartita, por interpretación cosmogónica y política. La capital del imperio tuvo tres funciones, que se reflejaban en la morfología de la ciudad: centro religioso (ciudad sagrada), centro político (ciudad capital) y centro residencial. Los panacas se encontraban localizados en el centro urbano, y de aquí a la periferia iban situándose según índices de riqueza y pobreza.
Las plazas principales de Cuzco eran lugares de desarrollo de las celebraciones religiosas y cívicas; a partir de aquellas nacían las redes de calle, que eran rectas, largas y angostas.
El espacio central de la ciudad, ocupado por la denominadad "plaza de Huaycapata", ofrecía a su alrededor una serie de construcciones, como palalcios y edificios públicos, entre los que cabe destacar el Coricancha o templo del Sol, donde se encontraba la imagen del Sol, realizada en un gran disco de oro. Aún hoy sorprende la magnífica técnica de ajustes de los voluminosos sillares, perfectamente emsamblados, de lo que queda en estos momentos.
Sobre la población que viviría en el Cuzco, en la época de mayor apogeo, se han aventurado cálculos, sobre la información proporcionada por los cronistas coloniales, que llegarían a los 200.000 habitantes.



La Religión Inca.
A pesar del protagonista dado a Viracocha por los cronistas españoles, la religión incaica fue politeísta. El citadoViracocha llegó a ser elevado a la categoría de dios creador de los otros dioses y del mundo, al que gobernaba como el inca a su imperio. Viracocha dejaba en manos de los otros dioses el gobierno ordinario del mundo, interviniendo sólo en casos excepcionales.
El primero de estos dioses activos era Inti (el Sol), con especial dedicación a la agricultura, que se representaba como un disco áureo con rayos, y Mamaquilla (la Luna), ligada a la cuenta del tiempo y al calendario, primera deidad femenina. De este matrimonio
descendían los incas. Illapa, dios del rayo y el trueno, dueño del agua para los cultivos, ocupaba el tercer lugar en el escalafón divino. Pachamama (la tierra) era adorados en el interior y Mamacocha (el mar) en el litoral.
Además, adoraban muchos poderes sobrenaturales, identificados con objetos o lugares. Se les llamaba huaca y están esparcidos por todo el imperio (un cerro, una piedra, una sepultura, fuentes, cuevas). Un tipo especial lo constituía las apachetas, montículos de piedras sueltas, en un paso o junto a un camino difícil. En el culto desempeñaban un papel fundamental los sacrificios, generalmente de llamas, aunque en ocasiones graves, los incas ofrecían también niños de unos diez años de edad.

La Cultura Inca.
El arte de los incas fue más utilitario que creativo. Aprovecharon los logros de las civilizaciones anteriores sobre el solar andino para hacer con ellas un sincretismo cultural. La arquitectura impresiona por su solidez, más que por su estética.
Por otra parte, no existen esculturas, ni relieves, ni pinturas, aunque seguramente conocerían las técnicas. La música instrumental, con flautas de pan, caracolas y percusión, y la artesanía del tejido (por la obligada prestación económica Estado) tuvieron un desarrollo muy positivo en la cultura incaica.
Aunque no existía la escritura, sí poseyeron una irregular tradición literaria oral, con algunas obras de teatro de relieve, como Ollantay.
El interés de los incas por la producción agrícola les hizo aplicarse al estudio de la bóveda celeste, de lo que se derivó un calendario, formado por doce meses lunares y unos días complementarios, hasta llegar al año solar. También tuvieron un sistema propio de pesas y medidas.
Cultivaron la medicina, aunque los sistemas de curación se conseguían por procedimientos mágicos, destacando en la práctica de la cirugía (trepanaciones, injertos y amputaciones).






1 comentario:

  1. Has trabajado mucho, pero a veces vale más calidad que cantidad: en vez de tanto copiar, una sola entrada de las tres que pedía, pero con mayor elaboración propia, te hubiera llevado menos tiempo y yo la habría apreciado mucho.

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